lunes, 20 de octubre de 2014

CARTA PASTORAL DEL OBISPO DE ZAMORA


Muy queridos hermanos en el Señor Jesucristo:

             Coincidiréis conmigo en reconocer el gozo y la responsabilidad que nos genera la Jornada Mundial de las Misiones, “DOMUND”, ya que en esta celebración se resalta una de las dimensiones más vitales de la Iglesia: la evangelización a los hombres de todos pueblos, por eso el 19 de Octubre debemos vivirla con intensidad.

             Para motivaros a celebrar ampliamente esta Jornada Misionera os dirijo esta Carta Pastoral en la cual recojo lo que nos enseña el Papa Francisco en su Mensaje para esta ocasión, que ha sido sintetizado en el lema del DOMUND de este año: “Renace la Alegría”, ya que en torno a la alegría de la evangelización quiere insistir el Papa

             El Papa abre su Mensaje constatando: “Hoy en día hay mucha gente que no conoce a Jesucristo”, a partir de lo cual extrae esta consecuencia: “por eso es tan urgente la misión ‘ad gentes’, en la que todos los miembros de la Iglesia están llamados a participar, ya que la Iglesia es misionera por naturaleza”.

             A partir de esta afirmación nos recuerda el significado del DOMUND: “La Jornada Mundial de las Misiones es un momento privilegiado en el que los fieles de los diferentes continentes se comprometen con oraciones y gestos concretos de solidaridad para ayudar a las Iglesias jóvenes en los ‘territorios de misión’”. Además indica que es “una celebración de gracia y de alegría”. Ha de caracterizarse por la alegría, “porque Jesucristo sostiene y acompaña nuestra obra misionera”.

            Para destacar la alegría de la acción misionera de la Iglesia, el Papa recuerda la escena evangélica que narra la exultante acogida por Jesús de los setenta y dos discípulos que regresan a Él tras su cumplir su misión de anuncio (Lc 10, 21 – 23). El motivo de este gozo vivido por Jesús es que a los discípulos misioneros “se les ha concedido la experiencia del amor de Dios, e incluso la posibilidad de compartirlo”. Con palabras más sencillas, como gusta afirmar el Papa: “con Jesucristo siempre nace y renace la alegría”.

 Esto implica que la llamada de Jesús a sus discípulos para estar con Él y para enviarlos a predicar el Evangelio les colma de alegría, por eso el Papa nos dirige esta interpelación: “¿Por qué no entramos también nosotros en este río de alegría?”. O sea, ¿por qué cada uno de los cristianos no nos sentimos gozosos por ser convocados por el Señor para ser sus discípulos enviados a anunciar su mensaje salvador? O también, ¿por qué no vivimos la alegría que renace en nosotros cuando asumimos lo que significa el DOMUND: testimoniar personalmente o apoyar decididamente a cuantos están entregándose en tierras de misión difundiendo la alegría del Evangelio?

              Así esta Jornada Misionera nos recuerda y nos indica los medios para que cumplamos este compromiso: “todos los discípulos del Señor están llamados a cultivar la alegría de la evangelización”, de ahí que no podemos desatender la llamada que el DOMUND nos dirige si anhelamos que en todos los hombres renazca la alegría.

 Si bien la acción misionera nos ha de interesar a todos los cristianos, de tal modo que debemos y podemos implicarnos efectivamente para su extensión, también reconocemos que algunos hombres y mujeres la están desarrollando más “a pie de obra”: los misioneros y misioneras cristianos. Recordamos cómo recientemente hemos comprobado hasta dónde llega la entrega de los misioneros católicos: la donación generosa de la vida por estar presentes y servir a los más desvalidos, abandonados y sufrientes en los lugares casi olvidados de nuestro planeta. Su vida desgastada realizando su labor misionera nos ha llenado de admiración y su ejemplo nos ha de impulsar para que cada uno de nosotros asumamos nuestro compromiso evangelizador.

Por ello la Jornada de las Misiones nos ha de movilizar, a todos los hombres de buena voluntad, en la promoción de la benefactora, gratuita, múltiple y solícita labor que los misioneros están llevando a cabo, muchas veces silenciosamente, gracias a la cual están haciendo posible que en muchas personas “renazca” la alegría.
 
            Para que este DOMUND lo celebremos auténticamente, hemos de vivirlo como “un momento para reavivar el deseo y el deber moral de la participación gozosa en la misión ad gentes’”. Esta participación encuentra una concreción efectiva y necesaria: la colaboración misionera aportando nuestros bienes ya que, como afirma el Papa: “la contribución económica es el signo de una oblación de sí mismos, al Señor y a los hermanos, para que la propia ofrenda material se convierta en instrumento de evangelización de una humanidad que se construye en el amor”.

             Por tanto, os exhorto a todos a comprometernos generosamente con el DOMUND, ya que “el discípulo del Señor persevera en la alegría cuando está con Él, cuando hace su voluntad, cuando comparte la fe, la esperanza y la caridad evangélica”.

             Con mi agradecimiento por colaborar con las misiones, os doy mi bendición.

            + Gregorio Martínez Sacristán Obispo de Zamora