Muy queridos hermanos en el Señor
Jesucristo:
Coincidiréis
conmigo en reconocer el gozo y la responsabilidad que nos genera la Jornada
Mundial de las Misiones, “DOMUND”, ya que en esta celebración se resalta una de
las dimensiones más vitales de la Iglesia: la evangelización a los hombres de
todos pueblos, por eso el 19 de Octubre debemos vivirla con intensidad.
Para
motivaros a celebrar ampliamente esta Jornada Misionera os dirijo esta Carta
Pastoral en la cual recojo lo que nos enseña el Papa Francisco en su Mensaje
para esta ocasión, que ha sido sintetizado en el lema del DOMUND de este año: “Renace la Alegría”, ya que en torno a la
alegría de la evangelización quiere insistir el Papa
El
Papa abre su Mensaje constatando: “Hoy en
día hay mucha gente que no conoce a Jesucristo”, a partir de lo cual extrae
esta consecuencia: “por eso es tan
urgente la misión ‘ad gentes’, en la que todos los miembros de la Iglesia están
llamados a participar, ya que la Iglesia es misionera por naturaleza”.
A
partir de esta afirmación nos recuerda el significado del DOMUND: “La Jornada Mundial de las Misiones es un
momento privilegiado en el que los fieles de los diferentes continentes se
comprometen con oraciones y gestos concretos de solidaridad para ayudar a las
Iglesias jóvenes en los ‘territorios de misión’”. Además indica que es “una celebración de gracia y de alegría”.
Ha de caracterizarse por la alegría, “porque
Jesucristo sostiene y acompaña nuestra obra misionera”.
Para
destacar la alegría de la acción misionera de la Iglesia, el Papa recuerda la
escena evangélica que narra la exultante acogida por Jesús de los setenta y dos
discípulos que regresan a Él tras su cumplir su misión de anuncio (Lc 10, 21 –
23). El motivo de este gozo vivido por Jesús es que a los discípulos misioneros
“se les ha concedido la experiencia del
amor de Dios, e incluso la posibilidad de compartirlo”. Con palabras más
sencillas, como gusta afirmar el Papa: “con
Jesucristo siempre nace y renace la alegría”.
Esto implica
que la llamada de Jesús a sus discípulos para estar con Él y para enviarlos a
predicar el Evangelio les colma de alegría, por eso el Papa nos dirige esta
interpelación: “¿Por qué no entramos
también nosotros en este río de alegría?”. O sea, ¿por qué cada uno de los
cristianos no nos sentimos gozosos por ser convocados por el Señor para ser sus
discípulos enviados a anunciar su mensaje salvador? O también, ¿por qué no
vivimos la alegría que renace en nosotros cuando asumimos lo que significa el
DOMUND: testimoniar personalmente o apoyar decididamente a cuantos están
entregándose en tierras de misión difundiendo la alegría del Evangelio?
Así esta Jornada Misionera nos recuerda y nos
indica los medios para que cumplamos este compromiso: “todos los discípulos del Señor están llamados a cultivar la alegría de
la evangelización”, de ahí que no podemos desatender la llamada que el
DOMUND nos dirige si anhelamos que en todos los hombres renazca la alegría.
Si bien la
acción misionera nos ha de interesar a todos los cristianos, de tal modo que
debemos y podemos implicarnos efectivamente para su extensión, también
reconocemos que algunos hombres y mujeres la están desarrollando más “a pie de
obra”: los misioneros y misioneras cristianos. Recordamos cómo recientemente
hemos comprobado hasta dónde llega la entrega de los misioneros católicos: la
donación generosa de la vida por estar presentes y servir a los más desvalidos,
abandonados y sufrientes en los lugares casi olvidados de nuestro planeta. Su
vida desgastada realizando su labor misionera nos ha llenado de admiración y su
ejemplo nos ha de impulsar para que cada uno de nosotros asumamos nuestro
compromiso evangelizador.
Por ello la Jornada
de las Misiones nos ha de movilizar, a todos los hombres de buena voluntad, en
la promoción de la benefactora, gratuita, múltiple y solícita labor que los
misioneros están llevando a cabo, muchas veces silenciosamente, gracias a la
cual están haciendo posible que en muchas personas “renazca” la alegría.
Para
que este DOMUND lo celebremos auténticamente, hemos de vivirlo como “un momento para reavivar el deseo y el deber
moral de la participación gozosa en la misión ad gentes’”. Esta
participación encuentra una concreción efectiva y necesaria: la colaboración
misionera aportando nuestros bienes ya que, como afirma el Papa: “la contribución económica es el signo de una
oblación de sí mismos, al Señor y a los hermanos, para que la propia ofrenda
material se convierta en instrumento de evangelización de una humanidad que se
construye en el amor”.
Por
tanto, os exhorto a todos a comprometernos generosamente con el DOMUND, ya que
“el discípulo del Señor persevera en la
alegría cuando está con Él, cuando hace su voluntad, cuando comparte la fe, la
esperanza y la caridad evangélica”.
Con
mi agradecimiento por colaborar con las misiones, os doy mi bendición.
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Gregorio Martínez Sacristán Obispo de Zamora