jueves, 19 de enero de 2017

LOS NIÑOS MISIONEROS DE QUITO

Jose Luis Domínguez, sacerdote zamorano de Madridanos, de misión en Quito nos da su testimonio para la Infancia Misionera de 2017.

La parroquia de Pichincha, en Quito, donde  trabajamos, cuenta con un pequeño grupo de niños de Infancia Misionera que trabajan tondo el año. Son dirigidos por las religiosas de la Asunción.
Su objetivo es que los niños conozcan el trabajo, sacrificio y corazón de los misioneros. Nosotros  como misionero les aportamos nuestro testimonio, pero también es muy valioso el mensaje que todos los veranos les aportan los jóvenes que hacen un verano misionero. Este año un grupo de jóvenes italianos se está preparando para pasar de 6 meses a 1 año en la misión.
El grupo de Infancia Misionera  realiza un recorrido durante todo el año dirigido a la misión ad gentes. Ellos son lo que preparan la celebración del domingo para la comunidad.  La celebración de final de curso sirve para hacerles un envío a los niños misioneros y se les impone la cruz misionera. Tenemos un rosario misionero que se reparte por las familias y se pide en cada ministerio por el continente de su color, así los niños entienden la dimensión universal de la misión y no sólo la zona en la que viven.


Nuestra congregación, Sacerdotes del  Sagrado Corazón de Jesús, Reparadores  Dehonianos (S.C.I.) tiene un proyecto concreto que se llama “Infancia 2000 un niño un padrino”. Contamos ya con 300 niños apadrinados. Esta idea surgió por la necesidad de acceso a la educación de los niños, ya que allí depende mucho de si tienes dinero o no para poder estudiar. Todo es muy caro, uniformes, libros, material escolar, transporte… Las familias numerosas sólo mandan a un niño al colegio, el resto se queda trabajando con sus padres.

Con este proyecto aparte de la educación los niños también tienen asegurada un estado de salud bueno y una buena alimentación.


La relación que tienen los niños con sus padrinos es vía postal, les escriben por navidades y final de curso para contarles como han ido sus notas. Les ayudan hasta que tienen 14 años. Si algún niño quiere continuar sus estudios superiores se buscan maneras de financiación, pero ya sin la figura del padrino.

Para coordinar todas estas ayudas y comprobar que los niños pueden ir a la escuela, tenemos un grupo de trabajadoras sociales que realizan un seguimiento muy cercano y personalizado de cada niño para atender bien las necesidades de cada familia.

Con los niños apadrinados  y sus familias se tienen 4 momentos al año, la Navidad, San José y Junio y Septiembre. Con los padres se hace un trabajo de evangelización en la medida en  que se dejan tratando temas de  fe, valores o familia.

Se trabaja para que haya una solidad interna entre los grupos, si una familia necesita dinero puede ser ayudada por otra familia.

Con los niños de Confirmación se intenta hacer experiencias misionera a nivel nacional. Van a pastoral juvenil y se organizan misiones en comunidades indígenas. Se están de 5 días  o una semana. Las familias nos acogen en sus casas y se trabaja con ellas  materiales elaborados por los sacerdotes.  Son  acompaña el párroco. Sierra Ecuatoriana y sierra Indígena son los lugares que elegimos para llevar a cabo este trabajo. También hemos tenido experiencias de cooperación con las Franciscana de la caridad que tiene un centro de discapacitados y van con ella a ayudarles. Entran en el ritmo de vida y oración de las hermanas.

Durante el periodo de Semana Santa nos organizamos para que haya grupos que atiendan las comunidades en la sierra o en la costa, donde es más difícil que acuda un sacerdote  diariamente, y así animan la celebración.

Los niños ven a los misioneros con mucho cariño. Somos una referencia de acogida y generosidad. Nos ven como personas que sirven y trabajan por los demás.  Nuestra manera de trabajar les sirve para saber cómo trabajar la misión y ser misionero.

José Luis Domínguez