viernes, 5 de mayo de 2017

La vocación no depende solo de uno, hay que dejar espacio a Dios

Pedro Faundez, es el párroco de Monfarracinos y Vicerrector del Seminario Menor de San Atilano en Zamora, "La vida es un proceso, no un acontecimiento, pero en ese proceso hay acontecimientos que marcan".



"A la hora de mirar hacia atrás y ver cómo comenzó todo no sé muy bien el cómo, ni el porqué. Son muchos los elementos, personas, acontecimientos que influyen en la vocación y en la vida de uno. 

Recuerdo que de pequeño cuando iba a Misa con mi abuela no me disgustaba la idea de ser cura, pero no me lo había planteado nunca de forma directa, también es verdad que era muy pequeño y un niño con ocho años no se suele preguntar mucho por lo que quiere ser de mayor, pero sí sabe lo que no quiere y lo que no le gusta. 

En el colegio recuerdo que mientras algunos niños ya sabían lo que querían o no querían ser yo no lo tenía muy claro, como en tantas ocasiones la incertidumbre estaba por ahí. 
Un fin de semana estuve con unos compañeros de clase de convivencia  y aquello me marcó. 

Un día, en catequesis hablé con la catequista, y con  mi párroco de Lourdes, donde pertenecía, y ellos me hablaron del Seminario Menor de Toro. El empezar en el Seminario Menor era comenzar toda una aventura en la que no tenía ninguna referencia.

Siempre me interrogó, y hoy, a veces, todavía me interroga, el porqué yo y no otros, ya que son unos cuantos los que han pasado por mi vida como seminaristas y hoy han encontrado otra vocación. Pero como me dijo una vez uno de ellos, a ti te ha llamado, y le tienes que responder a lo que te llama, a cada uno nos llama a un camino. Es verdad que la vocación es cosa de Dios, que muchas veces uno lo quiere tener todo asegurado, tener las cosas claras y fiarse de uno mismo y no dejar espacio a Dios, pero en la vocación, y en la fe, hay que dejar un espacio a Dios, un fiarse de Él, es verdad que a veces es difícil de comprender, pero así es Dios y la fe. 

El paso al Seminario Mayor fue otro pequeño momento de crisis, uno tiene que decidir, y toda decisión supone en primer lugar optar por una cosa, en singular, y dejar otras, en plural. Después de rezar, de pensar, de dialogar con el director espiritual, decidí dar el paso al Seminario Mayor. 


La vocación no depende sólo de uno, hay que dejar espacio a Dios, a su llamada, a fiarse de Él, no puedo tener todo claro, ya que la vocación no es algo mío, sino que principalmente de Dios, es el Espíritu el que empuja, tal y como se nos recuerda en el lema; por eso Dios nos dice- “NO temas”. Así lo entendió María, y así respondió ella, y como ella, como también nos recuerda este año esta campaña,  puedo decir “Yo estoy dispuesto a seguir tu voluntad Señor, aquí estoy”.  “Envíame” "

Pedro Faundez