¿Qué mejor que estas palabras de Jesús para describir la realidad de los jóvenes que cada año tienen su experiencia misionera de #VeranoMisión?
Como cada año numerosos grupos de jóvenes salen enviados por las diócesis, las parroquias, las asociaciones o congregaciones misioneras para colaborar con la misión. Ellos no tienen miedo a sacrificar su tiempo de vacaciones para dedicarlo a conocer de cerca la realidad de la misión universal de la Iglesia y echar una mano a los misioneros y misioneras que han entregado su vida por la misión. Porque saben muy bien que es cierto lo que dice Jesús, que lo encubierto debe descubrirse; lo escondido, saberse y lo que se dice en el secreto, deber ser hecho público. Su motivación no es otra que su experiencia de fe en Cristo y de pertenencia a la Iglesia; desde ahí sienten la llamada a hacer visible este compromiso con Cristo y con la Iglesia aportando su granito de arena a la misión. En un mundo donde en general tenemos tantos reparos a manifestar públicamente nuestra fe, estos jóvenes no tienen miedo a hacer esta opción en su vida para que se vea que la Iglesia sigue siendo fiel al mandato de Jesús y que no oculta el tesoro que se le ha confiado de la fe y el amor de Dios sino que lo reparte, sobre todo entre los más necesitados.
La misión supone no tener miedo tampoco a las incomodidades, a las pruebas y las dificultades, como decía el papa Francisco en la visita pastoral que realizó a Génova en el mes de julio. El domingo 25 en el rezo del Angelus comentó este pasaje del evangelio (que era el de la liturgia del día); afirmó que “el discípulo está llamado a adaptar su propia vida a Cristo, que fue perseguido por los hombres, conoció el rechazo, el abandono y la muerte en la cruz”; además, añadió esta reflexión: “Debemos considerar estas dificultades como la posibilidad para ser todavía más misioneros y para crecer en esa confianza hacia Dios, nuestro Padre”. El Papa pusotambién el ejemplo de los misionerosque tienen que “afrontar las pruebas y las persecuciones que deberán encontrar” y añadió: “Ir de misión no es hacer turismo”, porque “el envío en misión de parte de Jesús no garantiza a los discípulos el éxito, así como no les pone a salvo de fracasos y sufrimientos. […] Esto asusta un poco, pero es la verdad”. Angelus del Papa
#VeranoMisión, efectivamente, no es ninguna forma de turismo; cuando se hace turismo la gente ve la realidad desde fuera, curiosea y toma fotografías pero no se involucra en la vida de las personas. Los jóvenes de #VeranoMisión no tienen miedo de estar al lado de las personas y de asumir las dificultades que implica la misión. Con las personas donde están comparten sus alegrías y sus problemas, lo bueno y lo malo, lo agradable y lo triste. Con ellos siguen la invitación de Jesús de sacar de lo profundo de su corazón sus motivaciones de fe y de amor para comunicarse mutuamente sus experiencias personales y de vida cristiana. Espontáneamente, con generosidad y con gozo el intercambio enriquece y hace que al final todos coincidan: “Es más lo que he recibido que lo que dado”.
El Papa concluía diciendo: “La Virgen María, modelo de humilde y valiente adhesión a la Palabra de Dios, nos ayude a entender que en el testimonio de la fe no cuentan los éxitos, sino la fidelidad a Cristo,reconociendo en cualquier circunstancia, incluso en las más problemáticas, el don inestimable de ser sus discípulos misioneros”. Es lo que deseamos a los jóvenes que sin miedo han salido o van a salir en #VeranoMisión.
Cuéntanos en redes sociales tu experiencia de Voluntariado Misionero con el hashtag #VeranoMisión. También puedes mandarnos tu testimonio con fotos a comunicacion-dn@omp.es a comunicacion-dn@omp.es y lo publicaremos.
Fuente: OMP España