martes, 9 de octubre de 2018

¿Cambiar el Mundo?

Pedro Rosón misionero zamorano, nos da su testimonio para el Domund de este año y se pregunta si realmente puede cambiar el mundo. Su testimonio ha servido como ejemplo para la exposición del Domund al Descubierto en Valladolid.

Soy el P. Pedro Rosón de Zamora, quien después  de varios años de misionero en zona campesina: 6  años en el desierto del norte de Perú (Piura) y 5 años en la cordillera de los Andes con 90 pueblos en Amazonas, ahora estoy en una zona, pequeña, en un Asilo  con 100 personas, ancianos y jóvenes marginados y abandonados, recogidos en la calle, traídos por la policía, abandonados en hospitales, y muchos de ellos sin nombre ni apellido.

Trabajo con la Hermana Juanita quien tenía el deseo de tener una capilla en el  Asilo de San José de Casma y gracias a trabajo y donativos de personas desinteresadas en Julio de este año se ha podido inaugurar. Ha sido Dios quien ha ido moviendo los corazones de personas e instituciones para que la generosidad hiciera que unas veces a chorro y otras en suave goteo llegara la ayuda necesaria y oportuna, para construirlo. Mencionarlas a todos sería casi imposible sin olvidarse de alguna,  Han colaborado varios amigos, que desde el gesto callado y casi escondido han ido enviando sus donativos con un goteo casi como el de la transfusión de sangre, para mantenernos con vida cuando se agotaban los recursos. Las Obras Misionales Pontificias a través de Misión América nos enviaron una generosa colaboración para la construcción de la capilla y de los Servicios Higiénicos.
No quiero que mi mirada se distraiga admirada por los gestos grandes  y donaciones  y no se fije como la de Jesús observando el óbolo depositado por  la pobre viuda en el cepillo dando lo que tenía. Alabo y agradezco el gesto de un convento  de clausura de mi diócesis de Zamora, que me ha enviado el ahorro obtenido por el ayuno de toda la cuaresma de la  pequeña Comunidad. La cantidad ha sido  como el óbolo de la viuda, pero el gesto es grandioso, tiene precio de cielo.
Permítanme una pequeña explicación al porqué de esta obra mixta: ni todo salón, ni solo capilla. Esto no es una parroquia, el templo no se necesita todos los días para los ancianos. Una Iglesia para la misa de los domingos parece excesivo; Dios  no puede querer tanto para él solo, cuando ve la necesidad de sus hijos más queridos, los pobres, que se amontonan en unos pequeños pabellones. Pero sí quiere un pequeño rincón, un tanto más privado, donde hacerse presente,  para dar calor y vida a esta obra suya tan evangélica que acoge a los desheredados, con la posibilidad de abrirse  para acoger a todos en la Eucaristía de los domingos y en las celebraciones en las que le damos el último adiós a los que El llama a su descanso. Siempre hemos intentando vivirlo y hacerlo en un clima de familia, sabiendo que cada uno es importante, pues aunque no tenga su D. N. I.,  no ha perdido la dignidad de Hijo de Dios.
CAMBIA EL MUNDO  ????. Poco puedo cambiar, sólo introducir en este mundo criterios evangélicos: GRATUIDAD,  GENEROSIDAD, DAR DIGNIDAD a quien llega sin ella, porque viene de la marginación, sabiendo que su identidad de Hijo de Dios no la ha perdido, y vivir esto con PAZ Y ALEGRIA