lunes, 14 de octubre de 2019

"VEN Y VERÁS"

La misión para mí ha sido, es y será una experiencia inolvidable e irrepetible. Desde muy pequeña sentí en mí esta necesidad de irme a misiones. Uno de los textos del Evangelio que me ayudó a irme a misiones fue el Evangelio de San Juan, 1, 35-47
....... Entonces le dijo Natanael: ´¿Acaso puede salir algo bueno de Nazaret?'. Le respondió Felipe: ´Ven y verás'.

Y después de rezar y discernir, dejé a mi familia, amigos y país y me fui a Bolivia y Chile, ese VEN Y VERÁS me ayudó a descubrir y a darme cuenta que yo también tenía mucho que  aprender y ofrecer. Pensé que iba a dar mucho allí, que  era la que más sabia, pero cuando empecé a vivir con ellos, descubrí que tenía que descalzarme delante de ellos porque “la tierra que pisaba era sagrada.”
El vivir y compartir con las personas de  esos lugares me hicieron sentir una más entre ellos, eran mi  familia. Compartimos momentos de encuentros, de reflexión, de convivencia de trabajo, me ayudaron a darle el valor justo a las cosas. Me enseñaron abrir mi casa, a ser más humilde y a contemplar la vida, a vivir el momento, y a disfrutar de la vida. Y "Un día descubrí que Dios no era invisible. Su rostro asomaba en el rostro de cada hombre que sufre". "Si no atendía esa llamada, no merecía la pena seguir viviendo".
Puedo decir que  el cariño que te ofrecen las personas de cada lugar donde  estuve es impresionante, te esperan y reciben como si fueras la luz que necesitan para ellos poder seguir avanzando, la alegría y amor con la que te reciben es tan grande que por más que le das vueltas es imposible explicarlo hasta vivirlo, no me refiero solo por las cosas materiales que me daban, comida, tesito, y a veces, techo, nunca pedían nada a cambio, tratan de darte todo, aunque ellos se queden sin nada; y después de pensar el por qué hacían todo esto, sólo  encontré esta explicación,  lo que ellos ven es un “pedazo de Dios en cada una de las personas”. Bonita enseñanza para nuestra vida.
Doy gracias a Dios por la oportunidad que me regaló de vivir en misiones durante 14 años, y gracias a esas familias que me ayudaron a descubrir mi verdadera vocación de Hermana del Amor de Dios. GRACIAS.

Isabel Monforte
Hermana del Amor de Dios