lunes, 31 de octubre de 2016

Laicos en Misión



Con motivo del Domund y su XC aniversario en nuestra Diócesis, la Delegación de Misiones organizó una mesa redonda el pasado 20 de octubre bajo el título “Laicos en misión”.


 En la presentación de la misma el delegado de Misiones, David Villalón, subrayó que la Iglesia universal es misionera, y la mayoría de las personas que la forman son laicos, de ahí la importancia de los mismos en la misión ad gentes. Todos ellos salieron de su tierra, como dice el lema de la campaña de este año, al ser llamados por Dios. La mesa estuvo formada por tres realidades diferentes. Gonzalo Reverte, auxiliar de Enfermería y perteneciente a la Comunidad del Verbo Divino, contó su experiencia de 10 años como misionero en América, 4 años en Perú y 6 en Bolivia. Su profesión le sirvió para ayudar y atender a enfermos, pero su mayor trabajo de evangelización fue a través de la Palabra, del trabajo con la Biblia, como profesor de Religión, y dedicándose de forma especial a los niños de la calle. A continuación Pedro Megido y su mujer, Tati Domínguez, profesores y pertenecientes a las Comunidades Neocatecumenales, contaron la experiencia que junto con sus 3 hijos vivieron como familia misionera en Berlín en el año 2005. Su misión era ser testimonio de familia cristiana en Alemania, colaborando con un Seminario. Fueron considerados emigrantes, por su precariedad y desconocimiento del idioma, pero nada podía salir mal, pues llevaban lo mejor con ellos: Dios estuvo más cerca que nunca cuidándolos a través de personas –“ángeles terrenales”– que salían a su encuentro. Para finalizar Israel Peralta, presidente de MISEVI (Misioneros Seglares Vicencianos), nos relató sus vivencias en Mozambique, donde estuvo 5 años. Era una misión compartida entre laicos y padres Pa- úles, elemento enriquecedor en la misión, pues cada persona tiene cosas diferentes que ofrecer. Recuerda que cuando se fue a la misión y se separó de su familia, de sus amigos, tenía la sensación de hacerse muy pequeño, pero en esos momentos sintió más cerca a Dios, y le ayudó a descubrir el rostro del Señor en las personas que le rodean. Todos ellos confirman que la misión es una gracia que les ha hecho crecer como personas, es un encuentro fuerte y cercano con el Señor que produce un cambio en la vida, que les hace avanzar y seguir mirando hacia delante, viviendo cada día como una nueva misión. Muchas gracias por vuestro testimonio. 
                                                                                                                                   ARACELI ISIDRO