Me llamo Adrián, alumno de 3º de Educación Primaria del
Colegio Amor de Dios de Toro.
Esta historia comenzó en el mes de Noviembre cuando tuve un
pequeño accidente que me hizo quedar en cama ocho días sin ir al cole. Todos
los días esperaba impaciente la nota que mi amiga María me traía con los
deberes. En esa lista un día aparecía un encargo de la clase de religión:
Tenemos que hacer un cuento con el tema “Yo soy uno de ellos”. La verdad es que
no entendí nada.
Me trajeron la revista Gesto y el decálogo del Niño Misionero
y empecé a darle vueltas a mi idea. ¿Cómo podía ser yo un misionero?
Y así imaginé a un niño africano que venía a Toro, ya que yo
soy un niño y es difícil que pueda ir a África.. Quise representar la vida que
llevan muchos niños allí trabajando desde pequeños y sin tantas comodidades
como nosotros, pero en nuestro pueblo.
El resto del cuento fue más fácil porque en
este tiempo estábamos preparando la obra de la Navidad en el cole y todos
soñábamos con las fiestas, los regalos… En todas estas cosas no pueden soñar
niños como Abdou, mi protagonista.
A la semana siguiente cuando fui a clase, llevé mi cuento y
lo entregué. Era un trabajo más para la nota de Religión. El día antes de las
vacaciones de Navidad, Sor Pilar nos comunicó en clase que Natalia y yo
habíamos sido finalistas provinciales y que pasábamos a la fase nacional.
¡Qué alegría me llevé!, ¡Éramos de la misma clase y habíamos
sido seleccionados!. Y empezaron las vacaciones de Navidad.
A la vuelta, unos días después, me comunicaron que había sido
premiado con una Mención Especial en la fase Nacional. ¡Qué ilusión!, ¡No me lo
podía creer! Aunque todavía estaba con mis muletas, no me impidió ir el sábado
24 de Enero a Madrid a recoger el premio.
Madrugamos un poco y como en una
excursión, nos recogieron en Toro, y junto con mis padres, Sor Pilar y la
secretaria de Misiones de Zamora emprendimos el viaje.
Llegamos al Auditorio del Hospital infantil San Juan de Dios.
Nos recibió Montserrat Vilaseca, directora de la revista Gesto y nos presentó a
D. Anastasio Gil, director de OMP.
-
¡Eres
Adrián!- me dijo. Me quedé alucinado porque me reconocía la gente. Allí conocí
a los otros niños ganadores y enseguida empezó el acto.
Sentí mucha emoción cuando Boni Ofogo (el cuentacuentos de
Camerún) representó mi cuento. Después me entregaron un gran diploma y un
e-book.
Cuando dijeron mi nombre sentí mucho orgullo y mucho más al
entregármelo un verdadero misionero que venía de Guatemala. El final del acto
lo puso un coro de niños del Colegio de las Delicias de Madrid que cantaron muy
bien.Un día que recordaré toda la vida, gracias al Colegio que nos
convocó para el concurso, gracias a la Delegación de Misiones de Zamora y a
Obras Misionales Pontificias, por su cariño y por lo bien que nos trataron.